En su trabajo la
situación fue un poco difícil debido a la situación que él se encuentra. Muchos
no se suben con él debido a que le produce miedo al ver cómo el conduce con una
sola pierna. A pesar de todo se ha vuelto conocido y a logrado generar clientes
que confían en él.
El Suburbio de Guayaquil, sector popular de la urbe porteña donde se encuentran muchas personas que, con esfuerzo, dedicación y mucho empeño, pudieron superarse, ya sea emprendiendo diversos tipos de negocios u oficios, Aquí encontramos a Héctor Cedeño un joven de 32 años que ha superado sus condiciones físicas para darle el sustento diario a su familia.
Héctor nos cuenta que su relación con el trabajo es difícil, ya que muchos de sus clientes necesitan de su ayuda, pero el les cuenta y son comprensivos de su situación.
En el mes de junio del 2021, al Sr. Héctor Cedeño de apenas 32 años de edad le amputaron la pierna izquierda casi a la altura de la ingle, debido a que fue diagnosticado de cáncer maligno.
A pesar de su situación él decidió seguir adelante con su vida. Y comenzar a trabajar de “TRICIMOTO” en el MERCADO DE LA P – “LUCHADORES DEL SUBURBIO” ubicado en la ciudad de Guayaquil, Guayas, Ecuador. En el que lleva trabajando aproximadamente 4 meses, después de haber sido operado.
Para Cedeño, no fue fácil aptarse a este tipo vida, pero su motivación por salir adelante fue su familia y especial sus hijos. Quiénes han estado con él en todo este proceso apoyándolo de una u otra manera.
«Hemos visto casos similares al de Cedeño. Pacientes que
arrastran patologías diversas, hartos de tratamientos, nuevos injertos,
antibióticos... Parece un contrasentido, pero en ocasiones hay que aceptar que
la amputación es la mejor solución para tener más calidad de vida», apunta
Díez.
Imagino que todas las personas que han pasado por un cáncer
dirán que ha supuesto un antes y un después en su vida. Él no era consciente,
pero, una vez que fue creciendo, e informándose de todo y siendo realmente
consciente de la gravedad a la que ha sido expuesto, aprendió a querer la vida
y a estar agradecido con Dios, y por supuesto, al equipo médico, por brindarle
una segunda oportunidad.
Obviamente, no todo fue color de rosa para él, debido a que
tuvo que adaptarse a su nuevo estilo de vida y a la presión social por no tener
un prototipo determinado de cuerpo. Cedeño, nos menciona que “El cáncer le ha
dado momentos y personas maravillosas en su vida que de no haber sido así, no
las tendría”.
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